En Los Palacios, el rey es el tomate, pero la reina es la uva

Esta empresa familiar es la principal productora de uva de Los Palacios y Villafranca. Su buen hacer le ha valido para colarse en la frutería de Mercadona con su uva negra. La mitad de su producción va destinada a mercados como el luso y el holandés.

¿Cómo nace Chronofruit?

—La empresa la fundamos mis dos hermanas y yo en julio de 2012. Teníamos conocimiento del sector, ya que mi padre había tenido varias empresas en el sector agrícola, pero estábamos un poco cansados de socios; entonces los tres hermanos decidimos crear un proyecto común en vista de que nuestro padre se jubilaba.

—¿Por qué en una tierra como Los Palacios, donde el tomate es el rey de los cultivos, han apostado por especializarse en la uva?

—Está el rey pero también tiene que estar la reina, que es la uva. Tenemos un clima que da muchísimo sabor a la fruta porque tenemos muchas unidades de sol, el sabor que tiene la fruta no es el mismo que en otras zonas de Andalucía. Por ejemplo, hay variedades de uva que aquí se vienen 20 días antes que en provincias como Huelva.

—Ese adelanto supone una ventaja competitiva.

—Sí, entramos cuando el mercado está vacío. Me atrevo a decir que la zona de Los Palacios es la más temprana de España y de las más adelantadas de Europa también.

—¿Por qué especializarse en un sólo cultivo?

—Antes también hacíamos judías, pimientos de padrón, sandía, melones, pero realmente el producto que más nos gusta es la uva, me crié entre viñas. Además, el ADN de nuestra empresa es la calidad, que al fin y al cabo es la que te abre las puertas.

—¿Cuál es su producción anual?

—Tenemos una superficie de unas 25 hectáreas repartidas en varias variedades que en la última campaña dio en torno al millón de kilos.

—¿Con qué variedades trabajan?

—Tenemos red globe, cardinal, monsieur palieri, black magic (que es la más temprana y empieza a comercializarse a mediados de junio), victoria. Ahora estamos probando con una variedad extremadamente temprana que se llama orange.

—¿Quiénes son sus principales clientes?

—Con el que más orgulloso estoy es con Mercadona, sin duda alguna, porque son clientes de muchisíma palabra. Lo que te dice, lo cumple. Eso sí, extremadamente exigente. Empezamos a trabajar con ellos hace cuatro años; la relación se estableció después de una jornada donde el gerente de compras preguntó por los mayores productores de la zona. Mercadona se queda con en torno el 20 por ciento del total de la producción, principalmente de red globe y cardinal –que es uva roja–. Pero para poder venderle esta cantidad tengo que tener asegurado mucho más de eso para poder ofrecerle la calidad que ellos demandan en todo momento. También trabajamos con algunas cadenas de ámbito andaluz y provinciales. Otro 30 por ciento de la producción se reparte por todo el mercado nacional.

—También venden su producción al exterior. ¿En qué mercados internacionales se puede comprar su uva?

—Exportamos bastante, aproximadamente el 50 por ciento de nuestra producción. Desde el principio vendemos a Portugal y Holanda. Este año hemos empezado a trabajar en Ángola. Nos gustaría también colocar nuestra producción en Polonia y Rusia.

—¿Cuántas personas trabajan en la empresa?

—En plena campaña, entre 40 y 50 personas. Y en la nave hay tres personas trabajando a piñón durante todo el año preparando los pedidos.

—¿Qué previsiones tienen para el recién estrenado año?

—Hablando en kilos, para este 2018, prevemos que tendremos entre 120.000 y 150.000 kilos más de uva que el anterior por las nuevas viñas. La empresa nació con unas cuatro hectáreas de tierra y ahora contamos con 25 de viñas; después hay otras 30 hectáreas de tierra vacía; la idea es ponerlas en producción dentro de varios años.

—Toda la uva que produce es para su consumo en mesa, ¿se plantea incorporar variedades para elaborar vino?

—Para cultivar uva de vino las tierras no pueden ser tan vigorosas. Aquí, antiguamente, había mucha uva que se la llevaba la gente de Jerez, por eso se decía: «Los Palacios, mistela que endulza el mundo». Pero con el boom de la construcción la gente abandonó los campos, y las parcelas y los chalés ocupan la superficie de viñedos. Ahora, la gente está volviendo a arreglar algunos terrenos e invernaderos, pero para cultivar tomate.

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